* Del cicle : CONSTRUCCIÓ i CANSAMENT A LA BARCELONA CULTURAL
La crisis cultural barcelonesa es como la muerte de la novela, un tema recurrente al que todos y todas insistimos en volver, a pesar de que sigamos leyendo novelas (no siempre buenas) y, mal que bien, sigamos también consumiendo cultura en la Ciudad Condal (aunque no siempre aquella de la que nos apetecería disfrutar). Es, como digo, un tema recurrente que ocasionalmente sazona las secciones de opinión de los diarios, se comenta poco en la tele porque allí la cultura está proscrita y se esgrime en inauguraciones y estrenos. Sin olvidar las esquinas del Ensanche, convertidas en vomitaderos de airadas invectivas cuando nos cruzamos artistas, escritores, editores, galeristas, gestores culturales y hasta algún que otro filósofo.
Desde que Félix de Azúa anunció el hundimiento de ese Titánic que se supone que es nuestra querida Barcelona han pasado ya treinta y cinco años, ahí es nada. En su célebre artículo (El País, 14 de mayo de 1982), el susodicho se dolía que los barceloneses teníamos que ir a ver exposiciones a Madrid porque aquí no las había, la política cultural estaba en manos de “unos ferósticos embarretinados”, las noches barcelonesas eran cada vez más cortas y la ironía nos había abandonado. Él se marchó a Madrid aludiendo a no se sabe qué propiedades salutíferas de los aires mesetarios y nosotros nos quedamos aquí cortos de presupuesto, con una política cultural errática (embarretinada o sin embarretinar), con las noches ya definitivamente suicidadas y sin el sentido del humor necesario para vadear las malas temporadas.
Y así andamos, cariacontecidos y ante todo despistados. El desánimo colectivo en un sector fuertemente azotado por la falta de iniciativas y por la crisis económica nos ha desnortado. Creemos saber lo que queremos, sí, una Barcelona culturalmente más poderosa, más viva y con proyecto. Pero la pregunta es, ¿sabemos realmente de qué adolecemos? Para imponer una revisión profunda de los modelos hasta ahora vigentes habrá que saber dónde han fallado. Y la realidad es que más allá de un lamento general no hay análisis. La cultura en Barcelona ha fallado por varios flancos y quizás sea hora de diagnosticarlos. De lo contrario, ¿qué se supone que vamos a construir sobre unos pies de barro?
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Mª Ángeles Cabré, escriptora i crítica literària, col·labora amb Mitjans com La Vanguardia, El País i RNE. Exerceix l’activisme cultura com a directora de l‘Observatori Cultural de Gènere, destinat a incentivar la cultura feta per dones.