Hänsel i Gretel* us desitja bones festes amb un conte de Javier Tejada.
Häns y Gret, una historia cuántica de clones robóticos
Häns y Gret son robots clónicos, además han sido educados de forma muy similar y hablan perfectamente dos idiomas que denominamos A y B. Con ellos jugamos muchas veces a juegos telemáticos. Siempre que les hemos dado a elegir entre dos opciones estando separados y sin contacto entre ellos, han sabido elegir lo mismo. Respecto al idioma, utilizan un criterio claro, a saber, al ser interrogados siempre hacen servir el idioma de su interlocutor. Nunca los hemos encontrado en renuncio. Son invencibles, decimos todos.
De repente, el otro día la situación pareció cambiar. El entramado de la unanimidad de pensamiento se vino abajo. Aún más, se expresaron en idiomas diferentes al de sus interlocutores. Algo había ocurrido y yo hoy pretendo aquí contarles los hechos y el porqué de los mismos.
Vayamos por partes y comencemos por el primer susto. Se trataba de una prueba rutinaria de idioma. Aquella mañana Häns y Gret comenzaron su andadura desde la plaza del ayuntamiento. Mientras Häns caminaba hacia el norte, Gret enfilaba el sur a la misma velocidad. Como siempre, se habían jurado no volver la cabeza atrás para no tener la menor indicación de lo que podía pensar el otro. Nuestro objetivo era abordarles al cabo de una hora, primero preguntaríamos a Häns y a continuación a Gret. A los dos les haríamos la misma pregunta. A tenor de los antecedentes, lo esperado era que los dos contestasen en el mismo idioma que sería coincidente con el que se utilizó en la pregunta, o sea el idioma A. Pero, oh! sorpresa, Häns utilizó el idioma A y Gret el B. La misma experiencia la realizamos durante los días siguientes y siempre tuvimos el mismo resultado, Häns y Gret contestaban en idiomas diferentes.
El otro quebradero de cabeza nos llegó pocos días después. El hecho es que introdujimos una segunda pregunta a la que había que contestar sí o no con un movimiento de cabeza. Repetimos todo el ritual, caminos opuestos y ausencia de comunicación entre ellos. El mismo resultado, mientras Häns ladeaba la cabeza a derecha y izquierda, Gret lo hacía arriba y abajo. La respuesta era clara, Häns decía no y Gret sí. Pero es que si Häns al día siguiente insinuaba el sí, Gret se pasaba al no. ¡Otra vez disparidad de opiniones!
En otras palabras, la respuesta de uno marca, sin fisuras, la del otro. Todos queríamos saber el método que hacían servir estos dos robots para contestar siempre lo contrario uno del otro.
La cuestión no parece simple y al poco de pensar ya habíamos descartado todos los métodos clásicos imaginables. ¿Es que a estas alturas de la película de la evolución nos vamos a tragar eso de la “telepatía” que atenta con todas las bases del conocimiento racional? Pero es que había que admitir que a pesar de la distancia daba la impresión de que estos dos robots se comunicaban. No, eso de la telepatía nunca lo aceptaríamos nos dijimos. Así que vuelta a comenzar y a pensar de nuevo.
La solución al enigma vino de ellos mismos cuando ya nos rendíamos ante la imposibilidad de encontrar la explicación. Ahí va lo que nos dijeron: “nosotros somos robots que actuamos como clones cuánticos”. Bueno y eso qué quiere decir, inquirimos todos llenos de angustia, porque si a ninguno nos hacen gracia los robots que sepan más que nosotros, y encima se hagan los listillos, éstos eran clónicos y se decían actuar en nombre de la Cuántica.
La realidad, cuando se explica bien, adquiere el adjetivo de natural, y eso es precisamente lo que hicieron Häns y Gret. Según nos dijeron, lo de cuántico viene del hecho de que cada mañana al salir de casa se programaban sus estados de pensamiento de forma coherente, de tal manera que lo llenaban, por igual de síes y noes, de buenos y malos, de positivos y negativos, de idioma A e idioma B, etc. Sí, nos dijeron, mientras caminamos alejándonos vivimos en un estado de total incertidumbre, no sabemos lo que es bueno o malo, no tenemos prioridad por ninguno de los dos idiomas, etc. Cuando nos abordáis con vuestras preguntas, nos volvemos como vosotros, como todos los humanos y el primero en responder lo hace intuyendo lo que queréis escuchar. El segundo contesta automáticamente de forma antagónica al primero. En otras palabras, mientras vosotros os afanáis por mantener dos representaciones separadas de la vida, ejemplificadas por lo bueno y lo malo, nosotros vivimos en la total incertidumbre.
En definitiva, Häns y Gret tienen a gala presumir de robots clónicos delante de nosotros, pero resulta que su mayor plusvalía no la sacan de la robótica, como si fuera la última moda de la modernísima genética, sino de la vieja y fascinante Mecánica Cuántica. ¿Será verdad eso de que la vida es un complejo accidente cuántico en un océano de átomos?
Javier Tejada
Para Hänsel y Gretel* con mis mejores deseos de un buen 2021.
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Javier Tejada Palacios (1948) és doctor en Ciències Físiques i catedràtic emèrit de la Universitat de Barcelona. Ha impartit classes i treballs d’investigació en diverses universitats europees i americanes. És autor de 300 publicacions científiques, 10 llibres i té registades 24 patents d’àmbit internacional. El seu major assoliment científic és el descobriment de l‘“efecte túnel d’espín”.
Li han concedit diversos premis entre els quals destaquen: Doctor Honoris Causa de la City University of New York (1996), Premi Príncipe de Viana (2008), Premi Nacional de Física (2009) i Medalla de la RSEF i Fundació BBVA (2016)
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