El penúltimo episodio de la historia de la Biblioteca Central de Barcelona (Biblioteca Pública del Estado en Barcelona) fue la concepción, durante el concurso convocado el 19 de novembre de 2009, por la Gerencia de Infraestructuras y Equipamientos de Cultura del Ministerio de Educación Cultura y Deporte, y la redacción, un vez resuelto y adjudicado el contrato, del proeyecto durante el periodo 2010-11.
La actualidad nos trae la noticia de la actualización del proyecto de derribo del ala de Correos de la Estación de Francia para pedir otra vez la licencia de derribo, y que es la condición absolutamente necesaria para poder ejecutar los términos previstos en la Modificación del Plan General Metropolitano del Paseo de Circunvalación (B0671B) que fue la plasmación urbanística del acuerdo entre el Ministerio, el Ayuntamiento de Barcelona y ADIF, para encontrar un solar adecuado después de desestimar el Mercado del Born. Este hecho permitirá disponer del solar completo donde se ubicarà la futura Biblioteca, y puede ser el preámbulo del último episodio correspondiente a la licitación de la obra.
El lugar donde se ubicará la Biblioteca es un solar muy alargado e irregular, y su entorno con la Estación de Francia y sus futuros usos no ferroviarios, así como el futuro corredor verde del Parque de la Ciutadella hasta el mar (que ahora parece que vuelve a moverse) fueron determinantes para concebir el edificio. La definición que apareció en un artículo periodístico de ‘tres cubos de cristal’ si bien es cierta como titular, no se ajusta a la realidad puesto que ni son totalmente de cristal ni son cubos, aunque si que destila una percepción sencilla y clara de la volumetría que se articula en tres alturas de acuerdo con la geometría y el programa. Esta nitidez está al servicio de la complejidad, que permite generar flexibilidad en relación a los cambios que tiene que asumir cualquier edificio contemporáneo, ya no digamos una biblioteca: para envejecer bien, mantener la atemporalidad mediante las medidas pasivas de ahorro energético y la abstracción que le dá las decisiones del proyecto.
Así pues, como consecuencia de la futura y parece que ya definitiva construcción del nuevo edificio de la Biblioteca Pública de Barcelona, también se recuperará finalmente, la normalidad bibliotecaria en la ciudad. Como mínimo en el ámbito público; en otros ámbitos aún queda mucho trabajo que hacer. Que el sistema de lectura pública municipal funcione a fecha de hoy satisfactoriamente y que sea uno de los servicios públicos más bien valorados por los barceloneses y las barcelonesas, no quiere decir necesariamente que éste no sea mejorable y que no le falten piezas. Al contrario: esta nueva biblioteca hacía falta y era y es muy necesaria, tanto para Barcelona como también para toda Cataluña. Y lo es por tres motivos.
En primer lugar , porque se corrigen de una vez por todas dos anomalías: la primera, del siglo XIX, cuando en 1847 se designó como Biblioteca Pública Provincial de Barcelona a la Biblioteca de la Universidad de Barcelona (Verger-Arce, 2008), dotándola así de una doble función, universitaria y pública, ámbitos que hoy en día nos resultarían del todo incompatibles. Y la segunda, cuando a principios del siglo XXI la Biblioteca de la UB dejó de conservar los libros que recibía por Depósito Legal como Biblioteca Provincial que era, reivindicando así la función exclusiva de universitaria, dejando de realizar tareas que le eran impropias. Desde entonces, la ciudad no ha tenido orgánicamente ninguna biblioteca del sistema de lectura de pública que fuera de referencia. Si, de acurdo, la Biblioteca de Catalunya es técnicamente la cabecera del sistema de lectura pública de Cataluña, però también es del todo cierto que la ciudadanía en general no la percibe como tal, y no la identifica como una biblioteca pública central y de referencia. Podemos estar más o menos de acuerdo con el sistema de las Bibliotecas Públicas Provinciales del estado español, però en este momento es el que tenemos, y por tant, se tenía que corregir que una ciudad de la magnitud de Barcelona no dispusiera de un equipamiento como este. Celebremos, pues, que a pesar del tiempo y los esfuerzos perdidos, finalmente veamos una línea de llegada en horizonte.
En segundo lugar, porque esta nueva Biblioteca Pública de Barcelona puede representar una oportunidad para plantear mejoras en el sistema de lectura pública de la ciudad (y por extensión, seguramente, en el de toda la provincia de Barcelona). Inevitablemente, con la nueva Biblioteca se tendrá que repensar y reajustar todo el sistema; un sistema que puede y que tiene que funcionar mejor, y la Biblioteca es la excusa perfecta para que así sea. Aprovechémoslo. Dotemos de sentida a la Biblioteca, démosle funciones, ámbitos, acciones y proyectos. Assumpta Bailac (2016, 2016b), exgerente del Consorcio de Bibliotecas de Barcelona, ya explicó muy bien cómo de necesaria es esta biblioteca para la ciudad en dos magníficos artículos publicados en este mismo medio digital. En ellos, Bailac dá 10 motivos contundentes para la realización de esta biblioteca, y afirma categóricamente, después de explicar con cifras el éxito de las bibliotecas en Barcelona, que «al projecte li falta la Biblioteca central». Estamos en la línea de pensamiento de Bailac, y apostamos decididamente para que mediante un amplio debate cultural –el sector bibliotecario tendría que tener en él un peso específico y creemos que debería liderar este debate, pero creemos que no sólo el sector debería tener voz y voto en como tiene que ser la Biblioteca– podamos crear un contexto donde la nueva biblioteca pueda encajar y desarrollar todas sus potencialidades. Xavier Marcé, en su artículo sobre la Biblioteca Provincial también apuesta por un debate amplio, cuando afirma que «hauria de ser objecte d’un debat sectorial, perquè més enllà de les seves funcions com a cap de xarxa del sistema bibliotecari haurà d’encapçalar un debat sobre el futur del llibre, l’economia de la lectura i els drets dels autors. Hauria de donar sortida als fons patrimonials que, en forma de llegat, eduquen la memòria i hauria de generar un diàleg proactiu, fins i tot liderant-la, amb la recerca tecnològica que transforma dia a dia el mon de l’edició i la distribució de llibres físics o digitals.» (Marcé, 2019)
Ahora, más que nunca, tenemos la oportunidad de demostrar y demostrarnos que las bibliotecas (públicas) son un motor de cambio. ¿Lo dejaremos perder? Y no menos importantes, se tendrá que dotar a la futura Biblioteca Pública de Barcelona con los nuevos puestos de trabajo necesarios para su correcto funcionamiento. Y deberán ser puestos de trabajo correctamente cubiertos, para los que se exijan las titulaciones, las aptitudes y las capacidades pertinentes. Hay que buscar la calidad no sólo en el ámbito arquitectónico, también tenemos que buscarlo en el ámbito laboral: sin excelentes profesionales que lideren la nueva biblioteca no habrá nada que hacer. En este sentido, actores como el Col·legi Oficial de Bibliotecaris-Documentalistes de Catalunya tendrán que estar atentos y que velen para que la provisión de las nuevas plazas laborales sea impecable. Y es que en el ámbito laboral, la Biblioteca también tiene que ser una oportunidad: una oportunidad para continuar revalorizando y potenciando a todos los trabajadores de nuestro sector.
Y finalmente, en tercer lugar, que el discurso de que «Barcelona se equiparará a las grandes ciudades europeas que tienen un gran equipamiento bibliotecario central…» no se convierta en un gran vacío dónde todo es posible pero nada se hace realidad. Creemos que esta nueva Biblioteca Central tiene que ser la excusa para creernos que somos una ciudad cultural de primera magnitud, y que somos capaces de generar, crear y gestionar alta cultura, de la misma forma que lo hacen otras ciudades europeas con las cuales nos identificamos constantemente. Ahora podemos ser y actuar como ellas. Tiene que ser la oportunidad ideal para superar este cierto cansancio de metropolis cultural de segunda, y que suponga un nuevo impulso regenerador y revitalizante. Pero sobretodo, pensemos que no solo tiene que significar una mejora para Barcelona. Concebimos este proyecto también en clave de Cataluña, y entendemos y pensamos esta Biblioteca como un nuevo eje de ámbito catalán, capaz de impulsar y dar fuerza a todo el sistema de lectura pública de Cataluña, independientemente de la administración que lo gestione. Pensamos que disponer de un equipamiento como este no se tiene que quedar circumscrito a los límites territoriales de la ciudad de Barcelona; pensar así seria poco o nada inteligente, y realmente no nos podemos permitir pensar así. La Biblioteca Central de Barcelona es también una oportunidad para toda Cataluña.
Con todo, siempre hemos dicho que la realidad bibliotecaria en la ciudad (y en Cataluña) es buena, incluso excelente; en el futuro, con la nueva Biblioteca Pública de Barcelona, aún lo será mucho más. Hasta la excelencia. Seguro.
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Daniel Gil Solés es bibliotecario y documentalista de la Biblioteca Pública Episcopal del Seminari de Barcelona
Josep Maria Miró Gellida es fundador y director de Nitidus Arquitectes, el estudio que ha ganado el concurso del proyecto de la Biblioteca Pública del Estado en Barcelona.
Bibliografía
Bailac, Assumpta (2016). «La biblioteca central de Barcelona… un equipament necessari per a la ciutat? (1a part)». Hansel i Gretel (03/03/2016) [Consulta: 13/03/2019]
Bailac, Assumpta (2016b). «La biblioteca central de Barcelona… un equipament necessari per a la ciutat? (2a part)». Hansel i Gretel (04/03/2016) [Consulta: 13/03/2019]
Marcé, Xavier (2019). «La Biblioteca Provincial. Assignatura pendent». Hansel i Gretel (04/02/2019) [Consulta: 13/03/2019]
Verger-Arce, Neus (2008). «La Biblioteca de Reserva de la Universitat de Barcelona». BiD: textos universitaris de biblioteconomia i documentació, n. 21 [Consulta: 22/03/2019]
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