Como si se tratara del tercer eslabón de un tríptico, La Central ha inaugurado un nuevo espacio literario en el corazón del Eixample: una librería de 411 m² en el número 314-316 de la calle Consell de Cent. Con cerca de 20.000 ejemplares, este nuevo enclave no es solo una tienda de libros: es una cabeza más de esta hidra cultural que La Central despliega en Barcelona. Una propuesta concebida para seducir a nuevos lectores y tender puentes entre lo popular y lo literario.
Una cabeza joven que lee
Si Mallorca representa lo clásico y Raval el ensayo y los debates contemporáneos, Consell de Cent se postula como la librería de los lectores jóvenes. Aquí, la narrativa young adult, la fantasía y el romance no son meros pasatiempos, sino puertas de entrada a la lectura con mayúsculas. La planta inferior, especialmente diseñada para este público emergente, es un laboratorio de formación literaria: un lugar donde la identidad lectora se descubre y se construye entre cómic y novela, entre saga y ensayo, entre pregunta y hallazgo.
Luci Gutiérrez y la metáfora de las tres cabezas
Como carta de presentación, la artista Luci Gutiérrez ha creado una imagen que resume el espíritu del proyecto: una mujer con tres cabezas, cada una sumida en la lectura de un libro distinto. Es la metáfora visual perfecta para representar las tres personalidades de La Central en Barcelona. Con esta figura de pensamiento poliédrico, la librería acuña un lema tan lúcido como lúdico: “Más libros, más cabezas.” Una invitación a multiplicar las perspectivas a través de la lectura.
No una librería más, sino una ciudad que lee
La nueva librería no se suma a la ciudad como un local más, sino como una extensión orgánica de un ecosistema vivo. La Central no es una cadena: es una red. Un sistema de curaduría literaria donde cada nodo —Mallorca, Raval, Consell de Cent— dialoga con los demás y, al mismo tiempo, mantiene su propio acento. En este mapa, los libros no solo se venden: se piensan, se recomiendan, se viven.
Con esta apertura, La Central da un paso más en su vocación de ciudad literaria. Un proyecto que no suma únicamente metros cuadrados, sino horizontes lectores. Porque, como decía aquella ilustración, leer es tener más de una cabeza. Y más cabezas, ya se sabe, piensan mejor.
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