Cuando el cine se hace cargo de hacer visibles procesos interiores, ocultos a una mirada solo perceptiva, entonces cumple con la función propia del arte que es la de mostrar lo que cualquiera no acierta a ver. Eso es lo que ocurre con Estiu del 93, primer largometraje de Carla Simón, joven cineasta formada en la Universidad Autónoma de Barcelona. Para los que como yo siempre hemos mostrado reticencias ante el cine del país, es un placer reconciliarnos con él gracias a una serie de directores como, hace ya mucho, Isabel Coixet, y más recientemente Jonás Trueba, Oliver Laxe, y otros. El film de Carla Simón es mucho más de lo que uno puede esperar: sobrio, preciso, inteligente. La impronta autobiográfica se intuye, pues de otro modo, ¿cómo alguien sino podría relatar el proceso de “realización” (como dicen los ingleses) de la muerte de la madre de una niña de seis años cuyo padre también había desaparecido previamente? Sola, con sus tíos que también serán sus padres adoptivos, y con la hija de éstos, menor que ella, la protagonista del film va adquiriendo paulatinamente conciencia del suceso, a medida que puede ir comprendiendo, a medida que puede ir asumiendo e integrando un dolor sordo por lo inexplicable, lo inconmensurable. En aquel verano del 93 ella habría de atravesar la muerte de la madre en medio de una expansión gozosa que concluye con la explosión del llanto. Este es el final, un final espléndido, que lo es, porque es el resultado de una cadena de acontecimientos interiores que la directora sabe ir construyendo. Siempre desde las vivencias de la niña, jamás dejando intervenir a otros, -esta es la gran honestidad del film- se asiste a la emergencia de un mundo interior cuyo fondo es la naturaleza y árboles cuyas ramas se agitan con el viento. Por todo ello es un auténtico placer ver esta película, excelentemente interpretada además por todos sus actores destacando el prodigio de las dos niñas captadas por una cámara siempre abierta, siempre a la espera, dispuesta a acoger toda la espontaneidad y belleza del momento. La vi en Filmin, en mi ordenador, aunque me hubiera gustado mucho más verla en pantalla grande. ¿Pero por qué no la vi en una sala de cine de Barcelona?
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Victoria Cirlot (Barcelona, 1955) es una estudiosa de la cultura y literatura medieval, filóloga, traductora y editora.
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